miércoles, 24 de septiembre de 2008

de Combi (Ángela Pradelli)

Esteban buscó música en el dial.

-¿Fue un choque? –preguntó Megumí.

-Ojalá no haya sido un suicidio como la otra vez –dijo Pina-. El año pasado hubo cuatro suicidios en este mismo lugar.

-¿Y por qué eligen este lugar? –preguntó Leyla.

-Para mí que es por la curva –dijo Pina-. Cruzan por Antártida sin ver a los autos que vienen por Hipólito Irigoyen. Toman valor y cruzan. Si seguimos así entre los suicidas y los piqueteros no vamos a poder andar por la calle.

-Qué poco originales –dijo Nino-. Por ser lo último que hacen en la vida podrían por lo menos esforzarse un poco en ser creativos y buscar lugares nuevos para matarse.

-No diga eso –dijo Pina.

-Es la verdad –dijo Nino-. Los que vienen a matarse acá no sólo son poco originales, sino que además son vagos.

-No hable así –le dijo Megumí.

-Sí, vagos –siguió Nino Corley -. Esta curva es un peligro y no hay que hacer ningún esfuerzo por matarse. Los autos pasan a toda velocidad por acá y lo más fácil del mundo es morirse al intentar cruzarla. La verdad es que, teniendo en cuenta que es lo último que hacen, insisto, los suicidas podrían hacer un esfuerzo.

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