martes, 30 de junio de 2009
Quizás solo tuve ganas de hacer una lista
Acabodevermicerebroenun
miércoles, 24 de junio de 2009
Rolf
Rolf sabe quiénes fueron los primeros en considerar la piña como algo comestible. Tiene opiniones sobre política exterior alemana y está perfectamente enterado de las venturas y desventuras de la realeza de cinco países distintos. Sin embargo, se ofende instantáneamente si alguien insinúa que es lector de revistas de dudosa reputación, como “Hola”, o su equivalente alemán, la “Bunte”. Rolf tiene una fascinación especial por la mostaza extra picante y toda persona que pasa por su mesa se ve obligada a probarla, para que vea lo rica que es, por supuesto.
Rolf trabaja como embajador de una empresa alemana que fabrica máquinas de imprenta, en otras palabras, se dedica a vender esas máquinas de imprenta en algunos países de Centroamérica. Debido a la naturaleza de su trabajo, suele evaluar cualquier pedazo de literatura que caiga en sus manos -antes de leerlo- con su tacto y su olfato, dando veredictos sobre la calidad del papel y el tipo de tinta que han sido utilizados.
A pesar de haber vivido ya más de 40 años en Latinoamérica, sigue pronunciando la “r” teutonamente, sigue diciendo pildora en vez de píldora, insiste en no probar jamás alimentos tales como las pupusas o los tamales y sigue sin comprender la diferencia entre un güisquil y un pipián, a pesar de que el asunto ya ha sido tratado exhaustivamente durante las conversaciones en la mesa.