sábado, 31 de mayo de 2008
de Un día en la vida (Manlio Argueta)
El chucho me cuida en las noches cuando me quedo sola con los cipotes. Y nada más hay la oscurana encima de uno. El miedo de no amanecer otro día. Nuestra reconfortación es el chucho que ronca debajo de la carreta. Que de vez en cuando husmea y comienza a ladrar a los cielos.
Son cincuenta siglos de chuchos desde cuando andaba nuestro seños acompañado de gente pobre. Ahí iban queríendole morder la túnica, jugaban, caracoleando. Los chuchos del señor.
Sin chucho no hay familia, es la verdad.
Cuando las ánimas andan sueltas es mejor amarrar al chucho a un palo de jocote o madrecacao porque si no se agarran a mordidas y el que lleva las de perder es el chucho. Si está amarrado, la cosa cambia porque entonces las ánimas creen que es un hermano de sufrimiento y no lo atacan. Tiene que ser en un jocote o en un madrecacao.
Cuando el chucho tiene rabia no se le debe pegar un machetazo, hay que amarrarle un lazo en el pescuezo y colgarlo en un palo de tempisque o de mango. Sufre menos y la rabia sale volando, no contamina a nadie.
Hay más chuchos que gente en Kilómetro. Y en todo Chalate también.
Al chucho más flaco se le pegan con más facilidad las pulgas, porque las pulgas siempre han sido unas hijas de puta.
Chucho que ladra muerde, esto lo tengo bien comprobadito, lo que pasa es que en los momentos en que está mordiendo deja de ladrar. Pues se pone a ladrar o a morder, una de dos.
Los chuchos no pegan la rabia. Es uno que la lleva adentro y que se la pueden desatar cuando se junta la enemistad del chucho con la sangre del hombre.
jueves, 29 de mayo de 2008
Te extraño como a algo suave,
Te extraño como a una palabra
que no se logra encontrar en el diccionario,
y nunca se olvida.
Te extraño como al anillo
que se pierde en el tragante
y no se vuelve a recuperar.
Te extraño como a un tono rojizo
sin el que la pintura entera
no tiene sentido.
Te extraño como a algo dulce,
algo despejado.
Te extraño con todo y equis y eñe,
con todo y uñas y pestañas,
con besos y lágrimas,
en inglés o en alemán.
Te ex, te tra y te año
con cada una de mis mitocondrias.
Te extraño en suspiros y risas,
en manos abiertas o cerradas.
Te extraño entre las líneas,
cuando una página empieza,
y cuando acaba.
Te extraño cuando se abre una puerta.
Te extraño como al contenido
de una página en blanco.
Te extraño como a lo que sigue
al final de un poema,
o después
de puntos suspensivos…
sábado, 24 de mayo de 2008
viernes, 23 de mayo de 2008
miércoles, 21 de mayo de 2008
Días en seminario: apuntes de una charla sobre derechos humanos
sábado, 17 de mayo de 2008
lunes, 12 de mayo de 2008
Los sobrevivientes (divagaciones con mi novio)
En el año 2012 es el fin del mundo.
Después del 2012 sólo va a haber sobrevivido lo siguiente:
el Tibet,
los McDonald’s,
el Papa,
Marcelo,
Batman,
Tony Stark
y mi papá
(aunque en realidad los últimos cuatro son la misma persona)
Surge la interrogante: si sólo son hombres, y todos ya pasaron su edad reproductiva, ¿Cómo van a repoblar el mundo?
La respuesta a esto es muy simple: mitosis.
domingo, 11 de mayo de 2008
jueves, 8 de mayo de 2008
miércoles, 7 de mayo de 2008
martes, 6 de mayo de 2008
lunes, 5 de mayo de 2008
Graduación
Yo creo que todos pensamos que es una dicha que acabe el colegio.
No volver a ver a algunos profesores.
No tener que entregar más trabajos de sociales.
No volver a tener materias horribles, como física.
No volver a tener dos horas de biología seguidas.
No tener que aguantar el mal humor del profesor de biología.
No tener test de historia los lunes.
No tener que reunirse a estudiar para exámenes de matemáticas (cuando igual la esperanza es nula).
No comprar paletas de café en la cafetería para mantenerse despierto y cuerdo.
No más esperar ansiosamente a que lleguen las vacaciones.
No más esperar a que vuelvan a empezar las clases para tener algo que hacer.
No volver a compartir insomnios con aproximadamente veinte personas que tampoco hicieron el trabajo cuando lo dejaron (hace un mes).
No volver a comer pastel en el recreo cuando alguien cumple años.
No tener que chequear si todavía se tienen todos los útiles y el vecino no ha conseguido un “lapicero idéntico, te juro que es el mío, fijate que está mordido de ahí así que no puede ser el tuyo”.
No poder seguir siendo de “la fila de atrás”.
No reírse con o de Hansi.
Yo creo que todos pensamos que es una lástima que acabe el colegio.