martes, 30 de junio de 2009

Quizás solo tuve ganas de hacer una lista

Debo admitir que he vuelto a usar reloj, Cortázar o no. Quizás es un afán oculto de partir mi vida en cuadritos, como los cuadritos partidos del cielo, culpables los cables de la luz, los postes.

He dejado de leer cosas que valen la pena.

Ya no le tengo miedo a mi licencia. Los peatones son sólo peatones, tercera es tercera, los redondeles son sólo redondeles. Sin embargo, prefiero manejar sola. Las personas tienden a tensarse cuando van de copiloto. Empiezan a agarrarse del asiento, del agarradero del techo. Empiezan a pelar los ojos.

He comprendido que las sitcoms y las novelas son un pretexto para llorar.

Pasé poco más de una semana pensando en cuál sería el lugar indicado para poner a un hombre desnudo que se siente glorioso. En realidad, aún no estoy convencida de haber encontrado el lugar perfecto.

He dejado de ir al supermercado tan seguido. Como consecuencia, creo que me he vuelto una persona singracia.

Me da una tristeza eterna ver la mirada de alguien que reconoce la ausencia indefinida de algo en las cosas que hago.

Acabodevermicerebroenun

electrolecencelectrocefaloencefalolectrocefalectroencelecefaloelencefaloelecenfalograma.

miércoles, 24 de junio de 2009

Rolf

Rolf sabe quiénes fueron los primeros en considerar la piña como algo comestible. Tiene opiniones sobre política exterior alemana y está perfectamente enterado de las venturas y desventuras de la realeza de cinco países distintos. Sin embargo, se ofende instantáneamente si alguien insinúa que es lector de revistas de dudosa reputación, como “Hola”, o su equivalente alemán, la “Bunte”. Rolf tiene una fascinación especial por la mostaza extra picante y toda persona que pasa por su mesa se ve obligada a probarla, para que vea lo rica que es, por supuesto.

Rolf trabaja como embajador de una empresa alemana que fabrica máquinas de imprenta, en otras palabras, se dedica a vender esas máquinas de imprenta en algunos países de Centroamérica. Debido a la naturaleza de su trabajo, suele evaluar cualquier pedazo de literatura que caiga en sus manos -antes de leerlo- con su tacto y su olfato, dando veredictos sobre la calidad del papel y el tipo de tinta que han sido utilizados.

A pesar de haber vivido ya más de 40 años en Latinoamérica, sigue pronunciando la “r” teutonamente, sigue diciendo pildora en vez de píldora, insiste en no probar jamás alimentos tales como las pupusas o los tamales y sigue sin comprender la diferencia entre un güisquil y un pipián, a pesar de que el asunto ya ha sido tratado exhaustivamente durante las conversaciones en la mesa.

domingo, 21 de junio de 2009

Séneca

ahora parece un terminator

pero ahí está, imperturbable, mesurado, profundamente fiel a si mismo, alejado tanto de la alegría como del sufrimiento.

D.

Habitantes del Hospital de la Mujer

sábado, 20 de junio de 2009

miércoles, 17 de junio de 2009

Saudade

Saudade del latín solitas, soledad, es un vocablo portugués empleado también en la lengua gallega, que describe un profundo sentimiento de melancolía, producto del recuerdo de una alegría ausente, y que se emplea para expresar una mezcla de sentimientos de amor, de pérdida, de distancia, de soledad, de vacío y de necesidad. Como emoción, sentimiento o pensamiento, se trata de una voz que manifiesta la esencia de la vida, la tristeza y la alegría, el pasado (recuerdos), el presente y el futuro en un instante simultáneo. Saudade es la sensación que permanece cuando aquello que una vez se tuvo, material o inmaterial, que en su momento permitía disfrutar alegría y euforia se ha perdido y se le extraña, y el hecho de recordarlo, tenerlo de nuevo, o pensarlo, produce una sensación de volver a la vida.